Segundo año consecutivo que puedo acabar esta famosa prueba del calendario y rebajando mi marca anterior.
Esta vez me acompaña Cristina, aunque sólo en apoyo logístico (que ya es bastante) y compañeros de carrera como Josero, Syl y Krismarán, amén de otros que vería más adelante.
Nuestra base de operaciones estuvo en la sierra, en un pequeño pueblo llamado El Gastor, en la provincia de Cádiz y estábamos en un chalet con unas vistas impresionantes.
Antes de la carrera pude saludar y conocer a otros nuevos amigos de carreras populares como Xbilbo, Quintiliano, Emilio y otros más que mi memoria no me deja recordar.
La prueba de este año estuvo presidida por un sol de justicia, que nos acompaño durante todo el día, al menos hasta que el señor Lorenzo decidió retirarse a sus aposentos.
Mis condiciones físicas no se vieron mermadas hasta aproximadamente el Km. 40 que empezaba la cuesta de los cochinos, de 5Km. de subida a las 15:00 h. y en la que las contadísimas sombras estaban pobladas por los infelices que no podían continuar el ritmo (entre los cuales me incluyo).
En la cima me encontré con Syl y Krisma que se les veía más frescos que a mí.
A partir de ahí fui arrastrándome como pude hasta Setenil - Km. 53 en el que se encontraba el primer punto de apoyo para poder cambiarnos de ropa y poder refrescarnos un poquito, y en el que me esperaba Cristina para poder darme un par de reconfortantes achuchones, que me ayudaron a seguir mi pequeño calvario.
Estuvo echándome una mano a la hora de avituallarme y comer un poco y hacerme el cambio más llevadero con su ayuda.
Así continué hasta el Km. 77 que se encontraba el cuartel de la legión con su cena calentita que este año acorté, por la experiencia del año anterior.
Aquí estuve cenando con Syl y me cambié de ropa de nuevo y esta vez de zapatillas para poder afrontar la última y más dura parte de la carrera, con subidas largas y duras y bajadas un poco peligrosas, dadas las ya precarias condiciones de las piernas.
Llegué a Ronda más fresco que el año anterior, pero sin ir sobrado y rebajé en una hora mi marca anterior quedando en unos
16:50:34 y entrando en meta incluso a la carrera.
Me recoge Cristina a las 3:00 de la madrugada con algo de frío en el cuerpo, después de haber cenado un poco de pasta en la carpa de meta y de haber recogido mi medalla y mi sudadera conmemorativa, que iría a parar a manos de Cristina, por su buen hacer en el apoyo logístico.
Al día siguiente me despido de Emilio antes de entrar al restaurante dónde comimos con nuestros amigos y conozco a Plum, a su mujer y a su niña, que departieron con nosotros las andanzas de la carrera antes de partir de nuevo a nuestros respectivos hogares.
Ha sido un gran fin de semana que espero se vuelva a repetir en otra ocasión.
Adiós Ronda, hasta siempre.